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Bronquiolitis

Bronquiolitis

Bronquiolitis

La bronquiolitis es una infección viral aguda que afecta principalmente a los bronquiolos, las vías respiratorias más pequeñas dentro de los pulmones. Es la enfermedad respiratoria infecciosa más común en niños menores de dos años y se caracteriza por inflamación y obstrucción de estas vías aéreas pequeñas. La infección provoca edema, necrosis del epitelio bronquial y aumento de la producción de moco, lo que dificulta el paso del aire y genera síntomas respiratorios. El virus sincitial respiratorio (VRS) es el agente causal más frecuente, aunque otros virus como el y el metapneumovirus también pueden estar implicados. La bronquiolitis es una causa importante de hospitalización en lactantes y representa un desafío clínico en pediatría.

Síntomas

Los síntomas iniciales de la bronquiolitis suelen comenzar con un cuadro catarral típico de vías respiratorias superiores: congestión nasal, rinorrea, tos y fiebre leve. Posteriormente, se desarrollan signos de afectación de vías respiratorias inferiores, como dificultad respiratoria progresiva, sibilancias (ruidos respiratorios agudos), taquipnea (respiración rápida), retracciones intercostales y aleteo nasal. En casos más graves, puede aparecer cianosis (coloración azulada de la piel por falta de oxígeno), apnea en lactantes pequeños y fatiga respiratoria. La evolución suele ser rápida, con un pico de síntomas entre el tercer y quinto día de enfermedad.

Causas

La bronquiolitis es causada principalmente por infecciones virales. El virus sincitial respiratorio (VRS) es responsable de aproximadamente el 70-80% de los casos. Otros virus implicados incluyen el rinovirus, el metapneumovirus humano, el virus de la influenza, el adenovirus y el parainfluenza. La infección se transmite por contacto directo con secreciones respiratorias o a través de gotas en el aire. La replicación viral en el epitelio bronquiolar produce inflamación, necrosis celular y aumento del moco, que generan la obstrucción característica de la enfermedad.

Tipos

La bronquiolitis puede clasificarse según la gravedad y el contexto clínico:

Bronquiolitis leve: síntomas respiratorios moderados que pueden manejarse en casa.

Bronquiolitis moderada: dificultad respiratoria más evidente que requiere evaluación médica y posible hospitalización.

Bronquiolitis grave: insuficiencia respiratoria, hipoxemia y riesgo de complicaciones, que demanda ingreso hospitalario y soporte avanzado.

Bronquiolitis recurrente: episodios repetidos de sibilancias similares a la bronquiolitis, que pueden asociarse a asma infantil.

Bronquiolitis en pacientes con factores de riesgo: prematuros, niños con cardiopatías o enfermedades pulmonares crónicas, que presentan mayor riesgo de formas graves.

Diagnóstico

El diagnóstico de bronquiolitis es fundamentalmente clínico, basado en la historia de un primer episodio de dificultad respiratoria con sibilancias en un niño menor de dos años, precedido por síntomas catarrales. La exploración física revela taquipnea, sibilancias, retracciones y aleteo nasal. Las pruebas complementarias no son rutinarias pero pueden incluir:

Radiografía de tórax: para descartar neumonía o complicaciones, aunque no es necesaria en todos los casos.

Oximetría de pulso: para evaluar la saturación de oxígeno.

Pruebas virales: detección del virus sincitial respiratorio u otros virus mediante test rápidos o PCR en aspirado nasofaríngeo, principalmente en pacientes hospitalizados.

Análisis de sangre: generalmente no indicados salvo en casos graves o con sospecha de coinfección bacteriana.

Tratamiento

No existe un tratamiento antiviral específico para la bronquiolitis en la mayoría de los casos. El manejo es principalmente de soporte y consiste en:

Oxigenoterapia: para mantener saturaciones de oxígeno adecuadas y prevenir hipoxemia.

Hidratación adecuada: oral o intravenosa si la ingesta es insuficiente.

Succión nasal frecuente para mejorar la ventilación.

Monitorización clínica constante en casos hospitalizados.
No se recomienda el uso rutinario de broncodilatadores, corticosteroides ni antibióticos, salvo indicación específica. En situaciones graves, puede requerirse ventilación mecánica o soporte respiratorio avanzado. La ribavirina, un antiviral, se reserva para casos muy seleccionados debido a su limitada evidencia y costo.

Prevención

La prevención de la bronquiolitis se basa en medidas para evitar la transmisión viral, especialmente en lactantes y niños con factores de riesgo. Entre las principales acciones están:

Lavado frecuente y correcto de manos.

Evitar el contacto con personas enfermas o ambientes con alta concentración viral.

Limitar la exposición a lugares concurridos durante la temporada epidémica.

Promover la lactancia materna, que aporta protección inmunológica.

En casos de alto riesgo, como prematuros o niños con cardiopatías, se puede administrar palivizumab, un anticuerpo monoclonal que reduce la incidencia y gravedad de la infección por VRS.

Factores de riesgo

Diversos factores aumentan la probabilidad de desarrollar bronquiolitis grave, entre ellos:

Edad menor de seis semanas.

Prematuridad (menos de 35 semanas de gestación).

Enfermedad pulmonar crónica o displasia broncopulmonar.

Cardiopatías congénitas.

Inmunodeficiencias.

Exposición al humo de tabaco.

Asistencia a guarderías o contacto con otros niños.

Antecedentes familiares de asma o atopia.
Estos factores influyen en la capacidad del niño para responder a la infección y en la severidad del cuadro clínico.

Complicaciones

Aunque la mayoría de los casos de bronquiolitis se resuelven sin problemas, pueden surgir complicaciones, especialmente en pacientes con factores de riesgo. Las principales complicaciones incluyen:

Insuficiencia respiratoria aguda que requiere ventilación mecánica.

Sobreinfección bacteriana pulmonar, aunque es poco frecuente.

Atelectasias o colapso parcial del pulmón.

Exacerbación de enfermedades pulmonares crónicas.

Riesgo aumentado de desarrollar sibilancias recurrentes o asma en la infancia.

Hospitalización prolongada y, en casos severos, riesgo de mortalidad.

Pronóstico

El pronóstico de la bronquiolitis es generalmente favorable, sobre todo en niños sanos y con un manejo adecuado. La mayoría de los lactantes se recupera completamente en 1 a 2 semanas. Sin embargo, en niños con factores de riesgo o con formas graves, el pronóstico puede complicarse, requiriendo cuidados intensivos y aumentando el riesgo de secuelas respiratorias a largo plazo. La prevención, el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno son claves para minimizar complicaciones y mejorar los resultados clínicos.

 

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