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Fracturas

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Fracturas

Las fracturas es una discontinuidad en los huesos, a consecuencia de golpes, fuerzas o tracciones cuyas intensidades superen la elasticidad del hueso.
En una persona sana, siempre son provocadas por algún tipo de traumatismo, pero existen otras fracturas, denominadas patológicas, que se presentan en personas con alguna enfermedad de base sin que se produzca un traumatismo fuerte.
Es el caso de algunas enfermedades orgánicas y del debilitamiento óseo propio de la vejez.

Las fracturas pueden ser

Abierta: la piel suprayacente se altera y el hueso roto está en comunicación con el medio ambiente a través de una herida cutánea.

Cerrada: la piel suprayacente está intacta.

Las fracturas patológicas ocurren cuando una fuerza leve o mínima fractura una zona de hueso debilitado por un trastorno (p. ej., osteoporosis, cáncer, infección, quistes óseos). Cuando el trastorno es osteoporosis, a menudo se llaman fracturas por fragilidad o insuficiencia.

Las fracturas por estrés son el resultado de la aplicación repetitiva de fuerza moderada, como puede ocurrir en corredores de larga distancia o en soldados marchando mientras llevan una carga pesada. Normalmente, el hueso dañado por microtraumatismos de fuerza moderada se autorepara durante los períodos de descanso, pero la aplicación repetitiva de fuerza en la misma localización predispone a una lesión mayor y hace que el microtraumatismo se propague.

¿Cuáles son las causas de una fractura?

Las fracturas se producen cuando se aplica sobre el hueso una fuerza mayor de la que este puede absorber. Los huesos son más débiles cuando se tuercen.

Las rupturas en los huesos pueden ser consecuencia de caídas, traumatismos o el resultado de un golpe o patada directa al cuerpo.

Los huesos de un niño son diferentes a los de los adultos en diferentes aspectos:

Los huesos de un niño se curan mucho más rápido que los huesos de un adulto. Mientras más joven sea el niño, más rápida será la recuperación.

Los huesos de los niños son más blandos y por eso tienden a curvarse o doblarse más que a romperse completamente.

Los niños tienen sus placas de crecimiento, o epífisis, abiertas, ubicadas en los extremos de los huesos largos. En esta zona se produce el crecimiento de los huesos. Las lesiones en la placa de crecimiento pueden derivar en una diferencia de longitud de las extremidades o en malformaciones angulares.

Trazo de una fractura

El trazo de una fractura es el patrón físico que sigue la rotura

1. Fractura transversa: El trazo es perpendicular al eje mayor del hueso.

2. Fractura oblicua: El trazo tiene cierta inclinación sobre el eje mayor del hueso.

3. Fractura en ala de mariposa: Es un trazo típico cuando se producen fuerzas de doblado sobre el hueso. Presentan un fragmento intermedio con forma de cuña.

4. Fractura espiroidea: Suelen ser consecuencia de fuerzas torsionales y el trazo va en espiral alrededor del hueso.

5. Fractura segmentaria: Son aquellas en las que un segmento óseo se queda completamente aislado de los extremos. El mayor riesgo que presentan es la pérdida de la irrigación sanguínea.

6. Fractura conminuta: Cuando la fractura presenta múltiples fragmentos.

7. Fractura parcelar: Se trata de roturas de partes no esenciales o estructurales del hueso. Un ejemplo son las avulsiones, que se producen cuando una fuerza muscular importante arranca la parte del hueso en que se ancla el músculo.

8. Incurvación: No son habituales y se producen en niños. No se trata de una rotura completa, sino de una deformación plástica del hueso.

9. Fractura impactada: Ante una fuerza compresiva (y, sobre todo en zonas de hueso esponjoso), los fragmentos quedan comprimidos entre ellos.

10. Fractura en tallo verde: Propias de los niños, es una fractura incompleta del hueso, con una forma que recuerda a la de una rama verde a medio romper.

¿Qué ocurre cuando se cura una fractura?

La curación de un hueso consta de tres etapas: etapa inflamatoria, etapa de reparación y etapa de remodelación.

La etapa inflamatoria

Cuando un hueso se fractura, el cuerpo envía señales para que unas células especiales acudan a la zona lesionada. Algunas de estas células especiales hacen que la zona se inflame (se enrojezca, se hinche y duela). Esto indica al cuerpo que deje de utilizar esa parte del cuerpo para que se pueda curar.

Otras células que acuden a la zona lesionada durante esta etapa forman un hematoma (coágulo de sangre) alrededor del hueso roto.Este es el primer puente que se forma entre los fragmentos del hueso roto.

La etapa de reparación

Esta etapa se inicia en torno a una semana después de la lesión. Un callo blando (un tipo de hueso blando) sustituye al coágulo de sangre formado en la etapa inflamatoria. El callo mantiene el hueso unido, pero no es lo bastante resistente como para poder utilizar la parte del cuerpo fracturada.

Durante las siguientes semanas, el callo blando se endurece. En el transcurso de dos a seis semanas, este callo duro es lo bastante resistente como para poder utilizar la parte fracturada.

La etapa de remodelación

La etapa de remodelación se inicia unas seis semanas después de la lesión. En esta etapa, el callo duro es sustituido por hueso normal. Si le enseñaran una radiografía del hueso en proceso de curación, su contorno se vería irregular. Pero a lo largo de los meses siguientes, el hueso se remodela y recobra el mismo aspecto que tenía antes de la lesión.

Prevención

Mantener los huesos fuertes puede evitar una fractura. Para ello es imprescindible realizar ejercicio de manera habitual, especialmente aquellos que impliquen saltar o correr. La dieta también es importante; consumir calcio y vitamina D ayuda al desarrollo de los huesos y a su fortalecimiento.

También es importante utilizar la equipación adecuada al realizar ejercicio: casco, coderas o rodilleras pueden evitar que un hueso se rompa al caer o frente a un impacto fuerte.

Los niños corren más riesgo de sufrir una fractura al no tener los huesos completamente desarrollados, por lo que también es importante que estos se mantengan en un entorno seguro para evitar caídas que puedan tener consecuencias graves. Sin embargo, los niños tardan mucho menos tiempo en recuperarse de una fractura que un adulto.

De la misma forma, las personas mayores son más propensas a sufrir una fractura por la debilitación de sus huesos con el paso de los años. Otras acciones como fumar o consumir alcohol también pueden afectar a la densidad de los huesos y facilitar su fractura.

 

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